Fue el más competitivo de la generación Free Ride, el más dominante de aquellos niños terribles que pusieron patas arriba la North Shore en 1975. Hasta que hizo su aparición en escena Kelly Slater, nadie había ganado más títulos que él. Cuatro veces campeón del mundo. Padre del twin-fin… El australiano Mark Richards representa la revolución que convirtió un pasatiempo – una filosofía de vida, si se quiere – en un deporte moderno y una industria de mil millones de dólares.

 

Por E. TORRICHELLI

Antes de 1975 no existía un campeón del mundo. No había giras profesionales ni grandes campeonatos con patrocinadores internacionales. Las compañías de surf no cotizaban en la Bolsa de Nueva York. Y era impensable que alguien ganara millones de dólares al año por perseguir olas perfectas alrededor del mundo. Sólo había olas, momentos de gracia sobre la espuma, concursos ocasionales, revistas en ciernes… Y un remolino de reputación, rumores y sueños alimentado por películas exhibidas en cines destartalados. William Finnegan ha descrito muy bien la atmósfera de esa época en su autobiografía, Años salvajes:

“Recuerdo un cine cochambroso de Lahaina, el Queen Theater, y unas cuantas secuencias de una de aquellas películas de surf para aficionados empedernidos. Una de ellas estaba rodada en Banzai Pipeline. Y, como la película no tenía banda sonora propia, el director había tenido que meter a todo volumen The Times has como today: el himno in crescendo de los Chambers Brothers. Todos los espectadores del cine se pusieron en pie, gritando de asombro. Para la gente como nosotros, era increíble ver a alguien que se metiera en esas olas apocalípticas…”

Mark Richards - Pipeline

Mark Richards en Pipeline

Adiós a todo eso

Hay quien recuerda aquel tiempo – años sesenta, primera mitad de los setenta – como la edad dorada del surf. Los spots no estaban masificados. La soledad, la pureza, el ideal de pillar olas perfectas muy lejos de la civilización… eran metas aún posibles. Y cualquiera que quisiera comprar un billete de avión a Hawái podía asaltar el olimpo de los dioses desafiando las olas más grandes del planeta sin temor a recibir una paliza.

 

Antes de 1975 sólo había momentos de gracia sobre las olas, concursos ocasionales, revistas en ciernes… Y un remolino de reputación, rumores y sueños empujado por películas exhibidas en cines destartalados.

Pero para bien o para mal todo eso empezó a cambiar en 1975, cuando un puñado de jóvenes australianos y sudafricanos llegaron como una tormenta a la North Shore. Como recordara Shaun Tomson, un grande de aquel desembarco: “ No es que tuviéramos un objetivo específico para cambiar la historia. Sólo queríamos ser los mejores, los más radicales. Y supongo que en algún momento de ese proceso nació el surf moderno”.

Shaun Tomson surf

Shaun Tomson revolucionó la forma de surfear Pipeline

 

Nadie puede negar el impacto que aquellos años tuvieron en un deporte que en 2020 será olímpico. Fueron la toma de la Bastilla llevada a las aguas. Para los grandes surfistas hawaianos de la época – Eddie Aikau, Gerry López, Rory Russel… – pillar y cabalgar olas era una especie de filosofía: un campo de juego y a la vez un camino espiritual. Pero para Wayne Rabbit Bartholomew, Shaun y Michael Tomson, Ian Cairns, Peter Towned y Mark Richards el surf era mucho más que eso. Más incluso que la sensación de libertad. Era una competición permanente. El sueño de convertirse en los más grandes. El anhelo de derrocar a la vieja guardia hawaiana y empujar las fronteras del surfing. La necesidad de dejar una huella en la historia. Y vaya si lo hicieron. Tras su paso por la costa norte de Oahu en 1975 ya nada volvió a ser igual.

Mark Richards El buen australiano

Si en todo relato perfecto existe el héroe y el villano, el chico modelo y el rebelde carismático, Rabbit Bartholomew y su jactanciosa puesta en escena pertenecen, sin duda, al segundo grupo. Mark Richards, al primero. El buen australiano – como llamaron a Richards en Hawái por su actitud respetuosa hacia los locales –, fue también quien se llevó el mayor botín sobre el agua. Sin hacer tanto ruido en tierra como Rabbit, Richards dominó el campeonato mundial cuatro años consecutivos, ganando en todo tipo de spots. Y aportando al surf una nueva meta: domar la ola, jugar con ella, arrasarla casi.

 

Nadie puede negar el impacto que los años setenta tuvieron en el surf. Fueron la revolución de 1789 llevada a las aguas.

 

Nacido en New Castle, la segunda ciudad más antigua y la séptima más grande de Australia. Richards creció en un hogar marcado por el surfing. “Lo que pasó es que un día mi padre dejó de vender coches y montó una tienda de surf. Así que tengo muchos recuerdos de mi juventud yendo a la tienda de surf. Primero soñando con ser el mejor shaper. Y más tarde, con reinar sobre las olas”.

Los picos de Merewether Beach, hoy Reserva Nacional de Surf, fueron la primera escuela de Richards. Pero el lugar donde realmente dio forma a su surfing fue la mítica Goald Coast, donde su familia pasaba todos los veranos. Y donde coincidió con Wayne Rabbit Bartholomew, un chaval de la zona que tenía el mismo sueño que Richards. Ir a Hawái. Brillar en el escenario de las gestas heroicas. Asaltar el Shangri La del surf.

Mark Richards Kirra

Mark Richards Queensland Australia

Bustin down the door

Pero ¿por qué Hawái? Richards lo ha contado más de una vez: “Todas las películas de surf que se estrenaban en New Castle, y eso sucedía una vez cada dos años, terminaban con una secuencia de alguien surfeando en Hawái. Y siempre eran las mejores olas, los mejores momentos. Así que todos soñábamos con ir a Hawái y cabalgar aquellas olas”.

No hay que pensar, sin embargo, en un viaje puramente emocional. Tampoco en la búsqueda de la ola perfecta, aquel ideal plasmado en el documental de culto Endless Summer. No, Richards soñaba con ganar competiciones de surf. Pero en aquel entonces éstas eran escasas. Y, a diferencia de lo que ocurre hoy, que los surfistas pueden competir en playas locales y escalar familiarmente hacia el profesionalismo, para participar en alguna de ellas era requisito indispensable haberse labrado antes una reputación como surfista de olas grandes en Hawái. Se trataba, por tanto, de ocupar el centro de la escena, conquistando las imponentes olas de la North Shore.

Nadie lo ha explicado mejor que Rabbit Bartholomew en aquel mítico artículo publicado en la revista Surfer ( 1976): “El hecho es que cuando eres un joven novato emergente en Australia o África, no sólo tienes que entrar por la puerta trasera para conseguir invitaciones a las competiciones profesionales, sino que tienes que derribar la puerta antes de que te oigan llamar”.

Rabbit Bartholomew Pipeline

Rabbit Bartholomew surfeando en Pipeline

La generación Free Ride

Menos ruidoso en tierra que su compatriota, Richards perseguía, sin embargo, el mismo objetivo en el agua. Lo cuenta en el excelente documental Bustin down the door, cuando recuerda la razón que le impulsaba tanto a él como al resto de la partida: Bartholomew, Tomson, Cairns y Towned.   “Llegamos a la North Shore con la actitud de no sólo fluyamos, ataquemos. Queríamos traducir nuestra ola pequeña de surf en el lienzo abierto de una ola grande y arrancarle la mierda”.

Y eso es exactamente lo que hicieron él y sus compañeros de olas en el legendario invierno de 1975. Aquel invierno ganaron el primero, segundo y tercer lugar en todos los certámenes de surf de la costa norte. Y claro levantaron ampollas entre los locales.

 

“El hecho es que cuando eres un joven novato, no sólo tienes que entrar por la puerta trasera, sino que tienes que derribar la puerta antes de que te oigan llamar”.

 

El Internacional Professional Surfing, germen de la World Surf League de hoy, nació al año siguiente. Y tres años más tarde, Richards subía a lo más alto, ganando el primero de sus cuatro títulos consecutivos.

Mark Richard surfer

Mark Richards 4 veces campeón del mundo

La gaviota herida

El estilo es como la pornografía: difícil de definir y a la vez obvio. Lo reconoces cuando lo ves. Richards desconcertó a los árbitros del estilo como nadie lo ha hecho después. Movimientos radicales en olas apocalípticas. Esa fue su norma. Pero aquellos brazos de flipper. La postura en cuclillas. Las muecas…

Nat Young, el gran surfista australiano de los años sesenta, dijo que el estilo de Richards era raro, pero efectivo. Y el genial Phil Jarrat le llamó la gaviota herida. El adjetivo, sin embargo, resulta poco o nada afortunado. Y para comprobarlo basta ver a Richards surfeando en alguna de las secuencias que le dedicó Bill Delaney en Free Ride (1977): la icónica película que dio nombre a toda aquella generación. Porque no hay nada herido en su forma de girar en picado. Los brazos de Richards, simplemente, se despliegan como alas de pájaro. Y es fantástico, y hasta sublime, ya que por momentos parece estar a punto de volar. De hecho, se está elevando. Y nosotros con él… Un vuelo precioso.

Mark Richards Free Ride

Mark Richards Free Ride Style

La otra evolución: el twin fin

Mark Richards no sólo fue un animal competitivo y el surfista con el estilo más heterodoxo de su época. El australiano también destacó como shaper. Él fue quien introdujo el twin fin y la cola fish en la escena del surf profesional. Y el primero en aprovechar sus éxitos deportivos para diseñar y vender sus tablas por todo el mundo.

 

Los brazos de Richards, simplemente, se despliegan como alas de pájaro. Y es fantástico, y hasta sublime, ya que por momentos parece estar a punto de volar.

 

Mark Richards Surfboards

Hoy Richards vive tranquilamente en la misma ciudad que le vio nacer. Sigue yendo a surfear a Merewether Beach, la playa de su infancia, y pasando gran parte de su tiempo libre en el mar. Tiene la estrella de la Free Ride. Y es, y siempre lo será, una leyenda del surf: uno de aquellos jóvenes irreverentes que rompió la puerta antes de llamar. Pero ya no sueña con reinar sobre las olas. Y tampoco mira hacia atrás con nostalgia El círculo de la vida se ha cerrado. La última pasión es la primera: hacer las mejores tablas de surf del planeta.

Mark Richards campeon mundo surf

Mark Richards Surf World Champion

 

La nueva tabla soft de Mark Richards

El año que viene Mark Richards contará con un nueva tabla de surf bajo su nombre. Se trata de la Mark Richards Ezi Rider Twin Fin O&E. Una colaboración con la también marca australiana Ocean & Earth que llegará a nuestro país para principios del año que viene. Para más detalles no te pierdas nuestro artículo: el nuevo corchopan de Richards.

Otra de las novedades para este 2020 es su colaboración con Lost Surfboards. Su nuevo California Twin Fin representa ese surfing de las líneas clásicas de MR, la velocidad y la precisión de los giros, con la destreza en el rendimiento de olas pequeñas de Mayhem.

Dónde comprar tablas surf Mark Richards

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