Persiguiendo Mavericks

Muchos la ven como la ola grande de mayor calidad que existe en el mundo. También como una de las más peligrosas. Mavericks se ha cobrado la vida de algunos de los más respetados surfistas de olas gigantes. Y provoca auténtico pavor entre todos aquellos que se atreven o se han atrevido a cabalgarla. Kelly Slater o John John Florence, entre ellos. Con la bestia de Half Moon Bay publicamos el quinto capítulo de nuestro Atlas de olas míticas.

mavericks surf

The Mavericks Contest

POR E. TORRICHELLI

Los pioneros. La fiebre del oro. Hollywood. La generación beat. Red Hot Chili Peppers. El placer visual de la carretera del Pacífico. Los Ángeles, Sunset Boulevard, las bellas puestas de sol. Y la cara opuesta, San Francisco: el Golden Gate, los barcos en la bahía, las colinas, los tranvías, las mansiones victorianas, la niebla, Alcatraz… Resumiendo, California: la tierra de las estrellas, el lugar donde se da forma a los mitos. Y como sabemos todos los amantes del surf, el paraíso donde se dan cita algunas de las mejores olas del planeta.

Sí, California huela a playa, a sal, a olas. Es decir, a surf. El viento lleva las palabras que Patrick Swayze le dice a Keanu Reeves en Le llaman Bodhy de un extremo a otro de la Pacific Highway. Desde Half Moon Bay, en San Francisco, a La Jolla, en San Diego. ¿Os acordáis?:

“El surf es un estado mental… Es donde uno se pierde a sí mismo y se vuelve a encontrar… No lo sabes, pero tú lo posees”.

HALF MOON BAY

Half Moon Bay y su ola de Mavericks

Olas en Mavericks: Una bestia de la North Shore en California

No hay una carretera igual en el mundo, yo al menos no la conozco. La Pacific Highway invita a cargar las tablas de surf en el coche, subir el volumen de la música y quemar ochocientos kilómetros de litoral plagado de surf. Un viaje maravilloso, con una joya inigualable en cada sitio, con olas que combinan calidad, diversidad y consistencia. Blacks, Point Loma, La Jolla, Trestles, Malibú, Ventura, Rincón… son nombres que forman parte del abecedario de cualquier amante del surf. Pero ninguno de ellos inspira el respeto ni alcanza el relieve mítico de Mavericks: el punto más extremo de surf en la costa oeste, y uno de los más célebres del planeta.

La bestia de Half Moon Bay parece un pico de la North Shore trasplantado a California. Se trata de una ola gigantesca, de una violencia extraordinaria, que puede aguantar una altura de diez metros y regalarte trescientos metros de carrera vertiginosa. El paraíso y el infierno de Dante a un mismo tiempo.

Mavericks es aterradora. Agua fría, oscura, rocas. El monstruo del norte de California es, sin duda, la ola que más temor inspira entre los mejores surfistas del mundo.

“Atiende”, dice Shane Dorian, “ seré muy breve: la próxima vez que veas un edificio de cuatro pisos, acuéstate sobre tu espalda y mira hacia el tejado. Así de grande es Maverick´s”.

La niebla. La distancia que separa el point-break de la costa, una milla aproximadamente. Las aguas gélidas, oscuras, de color pardusco. Las rocas y arrecifes que duermen bajo la superficie. El aspecto brutal que adquiere al levantarse… Todo ello da al coloso del norte de California un carácter único, de proporciones tan perfectas como asesinas.

Érase una vez en Half Moon Bay: Jeff Clark

La historia de Mavericks es bien conocida. Se ha contado muchas veces, en revistas y en películas. Jeff Clark crecía viendo romper la ola terrorífica de Mavericks desde Pillar Point y la High School de Half Moon Bay. La ola tenía unas proporciones dignas de la costa norte de Oahu: Waimea, Sunset… Salvo que la temperatura del agua debía de ser de unos diez grados, lo que hacía que el labio tuviera la consistencia del hormigón.

Jeff Clark Mavericks

Jeff Clark Mavericks

Fascinado, Clark se dedicó a estudiar concienzudamente aquel pico. Y un día gélido y soleado de noviembre, a la edad de 17 años, decidió probar suerte. “Las condiciones eran perfectas”, recordaría años después. “El mar era un plato de vidrio y las olas rompían con una perfección casi mecánica”. Clark remó aquel día con todas sus fuerzas, dejando atrás a uno de sus amigos de la escuela, que declinó la aventura, diciéndole: “Es una locura. Llamaré a la guardia costera para contarles donde te vi la última vez”.

Era el año 1975. Pero Clark lo recuerda como si estuviera sucediendo ahora mismo: “Me costó alcanzar el pico. La marea estaba a su máximo nivel y la corriente estaba helada y era realmente fuerte. Pero al final pude llegar. Vi luego una ola y con la cabeza abajo empecé a remar como un lunático. Sentí entonces la aceleración de la ola. Y al ponerme de pie, noté como su sombra compacta crecía a mi espalda. Aterrado, sólo pensé en descender y mantener la velocidad para dejar atrás esa cosa. Y lo logré. Fue como estar en un sueño: iba a tal altura, de un modo tan prodigioso, que no parecía un hecho real».

Años de soledad

La experiencia resultó más increíble de lo que jamás podría haberse imaginado. Y durante los siguientes quince años, Clark se dedicó a repetir la valerosa hazaña en completa soledad. “Nadie más quería hacerlo. Nadie me escuchaba”.

jeff clark surfer

Jeff Clark el primer surfista de Mavericks

Dave Schmidt y Tom Powers fueron los primeros surfistas en imitar la gesta de Clark. Fue el 22 de enero de 1990. Aquel día ambos siguieron a Jeff hasta Half Moon Bay y alucinaron con lo que se encontraron: una cresta tan gigante como perfecta. “Schmidt y Powers”, recuerda Clark, “regresaron a Santa Cruz con el cuento. Y la siguiente ocasión en que fui a surfear Mavericks había ya doce o más chicos listos para cabalgar la ola”.

Jeff Clark, pionero de Mavericks: “No hay nada más satisfactorio que ver algo que has estudiado concienzudamente durante años y después hacer lo que soñaste que podías hacer”.

Nada sería ya igual. Surfer publicó poco tiempo después una fotografía de Mavericks en pleno apogeo que dio la vuelta al mundo. Y de la noche a la mañana, el precioso y terrorífico secreto de Half Moon Bay se convirtió en una de las olas más famosas del planeta. Además, como apuntara recientemente Casey Koteen, el hecho de que existiera un lugar con unas olas de una potencia similar a las de Hawai delante de las narices de todos cambió la percepción que se tenía acerca de la exploración surfera.

La experiencia más intensa, la peor aniquilación posible

Mavericks – ya se ha dicho – es una ola violenta y aterradora. Y cuanto más grande es, más terrorífica y violenta tienden a ser. O dicho con las palabras de Kelly Slater: «Mavericks siente el violento deseo de ahogarte. Para arrojarte a la corriente helada y empezar a remar mar adentro hay que tener una fe inquebrantable. Para surfearla no sólo hay que estar preparado. También hay que engañar a la muerte».

mavericks olas

Mavericks una ola violenta y aterradora

“Es como si la amante a la que te dispusieras a abrazar pudiera convertirse, de buenas a primeras, en una asesina”, escribió Graig Jarvis en una ocasión. Y es verdad. La experiencia más intensa esta siempre rayando el desastre en Half Moon Bay. La mejor cabalgada ocurre justo al lado de la peor aniquilación posible. De hecho, Mavericks se ha cobrado la vida de dos de los más respetados surfistas de olas grandes de toda la historia: Sion Miloski en 2011 y Mark Foo en 1994.

Por quién doblan las campanas: Mark Foo

Pocas muertes han conmocionado más el mundo del surf que la muerte de Mark Foo. Pocos jinetes de olas han encarnado mejor la apoteosis del surfista de Jack London:

“Donde antes sólo estaba la gran desolación y el rugido invencible, ahora es un hombre, erguido, que no lucha frenéticamente, que no esta enterrado y aplastado y golpeado por la potencia salvaje del océano, sino que está tranquilo y soberbio, firme en la cumbre aturdida, sus pies enterrados por el rugiente y avasallador espumón… Y está volando por los aires, volando hacia delante, volando rápido como la ola sobre la que se desliza.”

Mark Foo Mavericks

Mark Foo Mavericks

Mark Foo – escritor, hombre de negocios, viajero incasable – era una estrella de rock sobre una tabla. Había formado su surfing jugando con la muerte en las olas de la North Shore. Y a finales de los ochenta, después de abandonar la competición, se había consolidado como uno de los sumos sacerdotes del surf XXL. Las olas grandes eran su pasión, su vida. “Si te gusta”, dijo en una ocasión, “es una forma de vida, un estilo de vida. Lo vives; no sólo lo haces”.

Foo no luchaba con los colosos de la North Shore, bailaba con ellos. Para él, el surf de olas grandes era una especie de arte perdido. Unos meses antes de su muerte había publicado un artículo en Tracks Magazine donde se atrevía a comparar una carrera por los colosos invernales de Hawài con los viajes espaciales: “¿Cómo fue caminar en la luna, Sr. Amstrong?»

Crónica de una muerte anunciada

“Volaría a Tahití en un minuto”, dijo su hermana en el funeral. “Hizo exactamente lo que quería hacer. Me dijo, a menudo, que moriría joven. No era nada morboso, pero le encantaba arriesgarse”.

Mavericks siente el violento deseo de ahogarte. Es como si la amante a la que te dispusieras a abrazar pudiera convertirse, de buenas a primeras, en una asesina. De hecho, Mavericks se ha cobrado la vida de dos de los más respetados surfistas de olas grandes de toda la historia: Sion Miloski y Mark Foo.

    Y eso fue, exactamente, lo que hizo en las navidades de 1994, cuando un frente frío y escarpado procedente de Alaska auguró un gran surf en Mavericks. Foo quiso exprimir la ola californiana de la que se hablaba sin parar en todas partes. Tenía 36 años, y no podía imaginar que Pillar Point sería su tumba.

Mavericks Memorial

Mavericks Memorial

Jeff Clark estaba aquel día en Maverick´s y ha contado la historia en varias ocasiones: “Había buenas olas y grandes, pero no eran especialmente aterradoras. Siete, ocho metros, nada del otro mundo… Me acerqué a Mark y le dije: ¿Qué piensas? . Y él me respondió: Nunca imaginé que había una ola tan buena. Después nos separamos. Y más tarde llegó un aviso por los altavoces del puerto. Salieron patrullas. Recuerdo a los socorristas intentando reanimar un cuerpo en la playa. Allí fue cuando me dí cuenta de que era Mark Foo”.

La historia es confusa y la pena clara, como en el poema de Machado. Según Shawn Rhodes, que también estaba allí aquel fatídico día, Foo fue aniquilado por una ola de siete metros o más justo después de despegar. “Su tabla se saltó, básicamente la ola se lo comió”.

“Me sentí responsable”, confesó años después Clark. “Sabía que Maverick´s era una ola peligrosa. Sabía que aquello podía llegar algún día. El océano no tiene conciencia. No le importa”.

The show must go on

¿Surfear en Mavericks recompensa el peligro? Mark Foo diría que sí. Él mismo resumió su filosofía de vida en una frase que resultaría profética: “Si quieres montar la ola definitiva, tienes que estar dispuesto a pagar el precio definitivo”. Por el contrario, Nat Young – el gran campeón australiano al que Warshaw considera el surfista más influyente del siglo XX – no tardaría dos segundos en responder que no. En una película de 1967 dijo:

“Si hay tíos que disfrutan mientras la tripa y el corazón se les cae por el pozo de una mina, los respeto y respeto su valor. Pero yo no podría expresarme si estuviera tan asustado que hubiera perdido el juicio”.

“Nunca tuve ninguna duda de que este lugar acabaría con la vida de alguien”, dijo Clark tras muerte de Mark Foo. “Seguiré surfeando, sin embargo. ¿Estoy asustado? Sí. Cada vez que salgo, siempre lo tengo en mente”.

Sin duda, Foo, era un místico, como Laird Hamilton: uno de esos peregrinos que William Finnegan dice que están hechos de otra materia prima. “Parecen biónicos y sospechosamente inmunes a las reacciones más normales cuando se enfrentan a algo que pone en peligro su vida”: el pánico, la dicotomía lucha-huida…»

Los mejores surfistas de Mavericks

Muchas son las leyendas que envuelven la ola de Mavericks. Y muchos son también los surfistas de olas grandes que se han consagrado en Half Moon Bay. Como siempre, la selección es salvajemente subjetiva, y obviamente no quiere ser exhaustiva:

Jeff Clark Mavericks surf

Jeff Clark el primer surfista de Mavericks

En primer lugar, Jeff Clark, el pionero, el surfista que descubrió Maverick´s. Nadie conoce el coloso del norte de California como él. Clark lleva surfeando en Half Moon Bay desde 1975. Y eso ya merece una mención especial.

Cabalgar la izquierda de Maverick´s son palabras mayores. Nic Von Rupp lo ha hecho con tal perfección que ha conseguido fijar el estándar para los próximos veinte, treinta años.

Jay Moriarity es otro de los elegidos. Jay es el surfista de Santa Cruz en el que está inspirada la película Persiguiendo Mavericks. Murió en Maldivas el 15 de junio de 2001. Pero antes completó alguna de las carreras más locas que se han visto en Half Moon Bay.

Y por último, otro surfista local, Luca Padua, un joven de 17 años que ya es todo un clásico de la Big Wave. Padua es un destripador, un salvaje. Pura fantasía.

Luca Padua Mavericks

Luca Padua el surfista de 16 años que surfea Mavericks desde los 13

GUIA PRÁCTICA OLAS MAVERICKS

Cuando ir a Half Moon Bay para hacer surf en Mavericks

Entre septiembre y febrero es la apuesta más segura. Entre noviembre y enero se abre la mejor ventana.

Cómo llegar a la ola de Mavericks

Half Moon Bay se encuentra a menos de una hora por carretera de San Francisco. Lo mejor, por tanto, es volar a la ciudad del Golden Gate. Y después desplazarte en coche hasta el tranquilo pueblo que ve romper la ola más salvaje de California.

HALF MOON BAY

Half Moon Bay

Qué tabla de surf me llevo a Mavs

Para surfear en Mavericks necesitas un pincho o un gun. Echa un vistazo a nuestra sección de tablas de surf para olas grandes.

Qué traje de neopreno llevar

Como mínimo un traje neopreno de 4/3 mm  y una chaquetilla con capucha. O un traje de neopreno integral como el nuevo Oneill Mutant Legend 5/4mm.  Ten en cuenta que la temperatura del agua ronda los 10º. Nuestra recomendación un traje de neopreno de 5/4mm.

Otras olas del norte de California

Mavericks representa el surf más extremo de California. Pero si las olas grandes no son lo tuyo, hay un corto camino hasta Santa Cruz. Y aquí sí hay picos para todos los niveles: desde el icónico Steamer Lane hasta Rivermouth, pasando por la extensa serie de crestas de Pleasure Point. Eso sí, Santa Cruz está dentro del temible Triángulo Rojo. Así que ¡ojo con los tiburones! Te recomendamos que eches un vistazo a nuestro artículo sobre cómo actuar en caso de ataque de tiburón.

Ocean Beach, en San Francisco, es otra opción. Aunque como recuerda William Finnegan, las aguas heladas, los larguísimos y brutales braceos para llegar al pico, y el lamentable surf durante la practica totalidad de la primavera y buena parte del verano, no lo hacen el lugar más indicado para las almas sensibles.

≫ Otras olas míticas

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