SUANCES, SURF PARA TODOS LOS GUSTOS EN CANTABRIA
Nunca ha sido un secreto. Aunque se la ha conocido siempre como La Montaña, Cantabria tiene uno de los litorales más bellos de España y también uno de los más afortunados en cuanto a olas se refiere. Hoy viajamos a Suances, uno de los puntos más calientes del surf en la península ibérica. Feliz lectura y felices olas.
POR GUILLERMO GATSBY
Foto portada: Biosurfcamp
Suances fue la Portus Blendium de los romanos, que aprovecharon el puerto natural de la Punta del Dichoso, rodeado de acantilados y playas. Hoy es la villa turística por excelencia de la comarca del Besaya, que se extiende en torno a la unión de los ríos Saja y Besaya. Y, gracias a sus arenales, también uno de los mejores destinos para hacer surf en Cantabria, un escondite feliz donde gastar las horas y los días sobre una tabla. A continuación os hablamos de los mejores spots para surfear en Suances:
LAS MEJORES PLAYAS DE SUANCES PARA HACER SURF
PLAYA DE LOS LOCOS
Sin duda, es el spot más célebre que hay en Suances. Sus olas y su paisaje conforman un conjunto ideal para un buen baño. Sobre todo, si sopla el nordeste. Sólo tiene un inconveniente: es una playa demasiado popular, y por tanto, masificada. No resulta extraño ver varios surfistas en la misma ola y a los propios locales saltarse olas unos a otros. Por otra parte, hay que estar muy atento a las corrientes, ya que pueden darte algún susto.
Destacan tres olas: El Huerto, derecha larga, rápida, perfecta para hacer giros y maniobrar; La Playa, en la parte central del arenal, con picos variables, la preferida por las escuelas de surf de la zona; y Sopico, izquierda muy hueca, capaz de dar tubos increíbles.
PLAYA DE LA CONCHA
Es la playa más grande de Suances, con más de un kilómetro de arenal, y una buen opción para los días de mucho mar, cuando Los Locos está pasada de vueltas. Los locales, aquí, son ocasionales, dependiendo del funcionamiento de los otros spots de la villa. Si las condiciones son buenas, destacan dos olas: La Ría, izquierda veloz que rompe en el espigón del puerto; y La Playa, derecha larga y maniobrable, perfecta para hacer giros.
Si tu nivel es bajo y aún estas aprendiendo a surfear, La Concha es tu playa. Y esto por varias razones: más espacio, olas menos exigentes y también mucha menos competencia. Eso sí, ojo a las corrientes.
PLAYA DE TAGLE
En esta playa encontramos olas de calidad en un entorno bellísimo. Con las condiciones necesarias – mar fuerte, vientos S, SW, marea baja – podrás disfrutar de derechas e izquierdas rápidas y tuberas. ¡Pero ojo!, éste es un spot sólo para expertos.
PLAYA DE TABLÍA
Si hay una playa de Suances que respira aires rurales, es ésta, sin duda la más tranquila y salvaje de la zona. Las olas, aquí, son muy consistentes, pero con pleamar se comen la playa, rompiéndose contra el acantilado, por lo que el momento indicado para hacer surf coincide con la bajamar. No es un spot tan competido como Los Locos, aunque, con las condiciones ideales, suele contar con una fuerte presencia de surfistas locales.
LA BARRA
Y para terminar, La Barra, spot que encontramos en la ría de San Martín, justo al lado de la playa de la Concha. No es, ni mucho menos, nuestro preferido, pero si estás en plena forma, tienes buena remada y eres capaz de lidiar con fuertes corrientes y con muros, puedes hallar en La Barra una alternativa a Los Locos. Ahora bien, si hay mucho viento, mejor olvídalo. Punto de marea para surfear aquí: subiendo y pleamar.
CÓMO LLEGAR A SUANCES
Suances queda a menos de 31 kilómetros de Santander y muy cerca de Comillas y San Vicente de la Barquera. Para llegar en coche desde Santander, se toma la autovía a Torrelavega y se coge la salida de Requejada (también pone Suances). Desde Madrid, Bilbao, Burgos, Palencia o Valladolid lo más sencillo es llegar hasta Torrelavega y desde allí acceder a Suances vía Barreda.
CUANDO IR A SUANCES PARA HACER SURF
La gran variedad de playas que tiene Cantabria hace que la práctica del surf sea posible durante todo el año. Nuestra recomendación Invierno con un buen parte Laredo. En primavera Somo y en Verano Liencres y Suances. En días muy concretos San Vicente de la Barquera. Durante todo el año la Playa de Berria.
De todas formas, antes de viajar hasta Suances, te recomendamos echar un vistazo a la web de surf forecast suances y a la webcam los locos.
LAS MEJORES TABLAS PARA HACER SURF EN LOS LOCOS
✓ Ghost Pyzel
La Ghost de Pyzel Surfboards es una tabla high performance diseñada para surfear olas huecas y potentes. Como las que tenemos en el cantábrico en otoño.
✓ Hot Knife Chilli
La Chilli Hot Knife es la tabla que utilizo habitualmente para meterme en Laredo. Una buena opción también para el spot de los locos en Suances. Puedes leer nuestra review completa aquí.
✓ Maguro Sharp Eye
Si eres de los que les gusta el rollo twinfin y surf más retro, la Maguro de Sharp Eye es tu tabla. Este twinfin nos ha cautivado este verano por su poder de remada y su poder de aceleración.
De cualquier forma, antes de viajar te aconsejamos que mires las previsiones de olas para esos días y en función del parte escojas la tabla más adecuada.
Estas son para nosotros las 5 mejores aplicaciones de previsiones de olas en las que puedes mirar las previsiones olas en Cantabria.
Recomendación de tablas para Nivel Iniciación
✓ Ezi Rider ocean & earth
Un corchopan que nos gusta mucho para surfistas de iniciación es el modelo Ezi Rider de O&E. Además este año, la marca australiana ha firmado una colaboración con el dibujante Jack Irvine y llega con unos diseños muy atractivos. El nuevo Hippy Skull Ezi Rider 7’0 es uno de los modelos más demandados por surfistas del mediterráneo. Este modelo ya está disponible en nuestra tienda online.
✓ Beastie Mick Fanning Softboards
Otro soft ideal para surfistas que quieren continuar evolucionando es la Beastie de Mick Fanning. Se trata del modelo evolutivo de la marca del surfista australiano. Top Ventas, es sin duda, uno de los modelos más demandados por surfistas del mediterráneo. Excelente calidad y acabados. Incluye quillas FCS2.
¿Por qué nos parece una buena opción como tabla de surf de iniciación? Porque gracias a su shape y volumen, te vas a hinchar a coger olas.
✓ Black Diamond Mick Fanning
Y terminamos con la Black Diamond. Una tabla a medio camino entre surfistas de iniciación y surfers de nivel intermedio. La Black Diamond es uno de los modelos más laureados de la marca australiana DHD. Se trata de una de las tablas de surf favoritas de Mick Fanning (después de la Fever de Al Merrick). Es por ello que el surfista australiano ha decidido sacar una réplica de la Black Diamond de DHD en versión corchipan. Una tabla con un gran poder de remada con la que te resultará más fácil coger la ola y después te permitirá realizar casi todo tipo de maniobras.
MÁS QUÉ SURF. QUÉ VER EN SUANCES Y CERCA DE SUANCES
Hay quien dice que la mayor belleza de Cantabria reside en su interior. Y es verdad que las comarcas interiores, con esos océanos de niebla que envuelven los valles y esos inviernos que se prolongan por espacio de casi diez meses, son, quizá, las más genuinas de Cantabria. Pero la costa y los pueblos marinos no son menos bellos y seductores. Pensemos, por ejemplo, en la capital, Santander, sin duda una de las ciudades más bellas de España. ¿Y qué decir de San Vicente de la Barquera? Allí, desde la misma playa, uno puede contemplar en la lejanía los Picos de Europa, nevados durante la mayor parte del año.
Sí, el encanto del interior se prolonga en la costa. Acantilados, playas, peñascos… Tal es la magia de la cornisa cantábrica que a un salto de Santander aparecen las Cuevas de Altamira para recordarnos la manera en que miraban el mundo los pueblos cazadores del Paleolítico, o Santillana del Mar, asombroso brote surgido de la Edad Media.
A continuación, os hablamos de algunas visitas imprescindibles con las que completar tu viaje a Suances:
SUANCES
El atardecer es la hora mágica de Suances. Cierto, una puesta de sol es hermosa en cualquier parte: en el desierto, cuando el aire cambia de textura, en el mar, que parece incendiarse sobre el horizonte, en Madrid, verdaderos fogonazos malvas, rojizos, anaranjados… Sí, puestas de sol hay muchas y cada uno tiene sus preferencias. Pero puestos a escoger una entre las que pueden verse en Cantabria optaría por la que se contempla desde la playa de Tagle.
SANTILLANA DEL MAR
Cualquier calificativo se queda corto ante la belleza de este pueblo popularmente conocido como la villa de las tres mentiras, porque Santillana del Mar ni es “santa” ni es “llana” ni tiene mar. A propósito de ella, Jean Paul Sartre escribió: “Una verdadera reliquia de la vida del hombre”.
Y es verdad. Santillana del Mar envuelve al viajero como una niebla surgida de la época de las Cruzadas. Su traza medieval, sus palacios y casonas con viejos escudos nobiliarios, sus calles empedradas, el parador Gil Blas, la Torre del Merino, la Colegiata, el palacio de los Borja, con su magnífico arco de ojiva… Sí, uno podría pensar que realmente esta en la Edad Media si no fuera porque el pueblo está limpio, no huele a estiércol y decenas de comercios asoman sus géneros a las puertas de antaño para atraer la atención de los turistas.
Qué ver en Santillana del Mar
Lo mejor de Santillana del Mar es entregarse perezosamente a recorrer la calle principal y su bifurcación en forma de brazos desiguales, el más largo de los cuales desemboca en la plaza de la Colegiata. Y claro, el paseo debe completarse con la visita a este bellísimo templo que conserva su original factura románica.
Ya el exterior es deslumbrante. Pero la joya de esta vieja abadía está en el claustro, un espacio embrujado de poesía, arte y meditación. Hay que detener la mirada obligatoriamente en los maravillosos capiteles de las columnas que sustentan los arcos de medio punto. Son un prodigio: escenas del Calvario, martirios, fiestas y cacerías, asuntos religiosos y profanos, flores, pájaros, corceles, frailes y guerreros… Una vida profunda se escapa de ellos, que dijo el poeta y novelista Ricardo León. Del claustro entero, lugar mágico donde la muerte parece que tiene una expresión de eterno vivir.
CUEVAS DE ALTAMIRA
Pero el viaje continua. A dos kilómetros escasos de Santillana nos espera otra sorpresa, otro túnel del tiempo: la Capilla Sixtina del Paleolítico, una cueva donde los bisontes, ciervos y jabalíes de hace quince mil años siguen pastando hierba, las pinturas rupestre de Altamira.
El acceso a la cueva original está restringido a los estudiosos para evitar el deterioro de las pinturas, pero la visita a la Neocueva, reproducción fidedigna que puede verse en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, merece el desvío.
Como en algunas novelas, allí uno se ve sumergido en dos planos temporales muy alejados entre sí que acaban constituyendo una sola trama. El primero de ellos dura, asombrosamente, unos quince mil años, y se corresponde con el momento en que se pintaron esos bisontes vigorosamente trazados sobre la pared rocosa. El segundo relato es mucho más cercano: empieza en 1789, cuando una niña que acompaña a su padre en la exploración de una cueva mira hacia el techo y ve algo en lo que el padre no ha reparado, unas figuras de bisontes rojizos. “¡Mira, vacas!”, cuentan que exclamó.
COMILLAS
Muy cerca de Santillana del Mar, a menos de 20 kilómetros, se encuentra la bella y señorial Comillas. Conocida como la “villa de los arzobispos”, por haber nacido en ella hasta cinco prelados, Comillas debe su fama, sin embargo, al capricho de un indiano, don Antonio López y López, que dedicó su fortuna amasada en Cuba a embellecerla.
Qué ver en Comillas
El Palacio de Sobrellano, la Capilla-Panteón de los marqueses de Comillas y la Universidad Pontificia son los lugares más representativos del esfuerzo del primer marqués por embellecer su pueblo natal.
A estos edificios de estirpe modernista hay que sumar, por supuesto, el Capricho, colorido palacete que levantó Gaudí para don Máximo Díaz de Quijano, cuya afición al piano inspiró el nombre de la residencia.
Para terminar la ruta modernista que propone Comillas hay que visitar el cementerio, bello como pocos, custodiado por una una escultura del Ángel Exterminador, obra de Josep Llimona, y con vistas al mar.
EL RAYO VERDE Y CURVA DE OYAMBRE
Antes de desviarnos hacia el interior, en dirección al valle de Cabuérniga, hay dos visitas ineludibles. La primera el Rayo Verde, una colina situada en Comillas, única por sus vistas al Parque Natural de Oyambre y a las playas de san Vicente de la Barquera, con su castillo y los Picos de Europa como telón de fondo. La segunda, la famosa Curva de Oyambre, en la boca de la sinuosa ría de Rabia.
VALLE DE CABUÉRNIGA Y BARCENA LA MAYOR
El Valle de Cabuérniga, menos abrupto que la Liébana y sin sus cumbres monumentales, es un auténtico paraíso lleno de hayedos y robledales donde pastan el ciervo y el corzo, y donde las aves rapaces vuelan alto y solemne. Aquí, como en general en toda la Montaña, los pueblos son particularmente afortunados en lo que se refiere a la conservación de su arquitectura popular.
Cabezón de la Sal, Carrejo y Ruente son el entrañable preludio a uno de los pueblos más famosos de Cantabria, Barcena Mayor, lugar que dio cobijo a Carlos V y a su séquito en el año 1517. Rara es la lista de los pueblos más bellos de España en que no aparece este conjunto histórico de neto saber montañés. Calles empedradas, balcones cuajados de flores, anchos portalones de piedra… Sí, Barcena Mayor es un prodigio de arquitectura rural donde el tiempo parece haberse detenido.
TUDANCA
Menos de cincuenta kilómetros separan Barcena Mayor de otro pueblo de la Montaña declarado conjunto histórico, Tudanca, escondido entre prados verdes, lleno de recuerdos literarios. Y es que allí está la casa de don Celso, el personaje de Peñas Arriba, la novela de José María Pereda: una casona del siglo XVIII que perteneció a José María Cossío en la vida real y por la que, en la primera mitad del siglo XX, pasaron los grandes escritores del 98 y del 27.
Aquí, en Tudanca, la Montaña es, más que nunca, inaprensible y hermosa. Los prados amanecen entre estáticas mareas de bruma. Y el crepúsculo llega, como el alba, en medio de una sinfonía de cencerros que las vacas agitan al subir y al bajar toda clase de cuestas.
SAN VICENTE DE LA BARQUERA
El camino que elegimos para ir de Tudanca a San Vicente de la Barquera pasa por algunos de los más bellos paisajes de la Cuenca del río Nansa. Cossío, adornado de historias hidalgas y casonas indianas; Puentenansa, cruce de caminos desde donde puede accederse al valle de Carmona; la Cueva del Soplao, cueva y mina a la que se accede mediante un evocador tren minero; y Pesués, con la extraordinaria vista de la ría de Tina Menor, desembocadura del Nansa.
Qué ver en San Vicente de la Barquera
San Vicente de la Barquera queda a menos de 10 kilómetros de Pesués. San Vicente de la Barquera es una deliciosa villa marinera que cuesta mucho abandonar, tal es el encanto de sus calles y de su placita de magníficos soportales, el hechizo de sus playas y marismas, la calidad de sus restaurantes, la sombra majestuosa de su castillo y la belleza de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Allí hay una de los sepulcros más impresionantes de España, la tumba del inquisidor don Antonio del Corro, de estilo renacentista.
SANTANDER
Y si ninguno de los destinos ya mencionados te convence, siempre te quedará la opción de Santander, capital de la verde Montaña, ciudad amable, cosmopolita y elegante que se asoma al bravo Cantábrico desde los acantilados grises y las playas de fina arena.
Decía Josefina Molina que si fuera alcaldesa cerraría sus entradas por tierra y obligaría a entrar en Santander desde el mar: “Los barcos llegarían llenos de gente y un edicto marcaría que navegaran de noche, cuando su belleza te impacta y te sobrecoge”. Estoy de acuerdo Santander es una ciudad bellísima de día y de noche, pero su verdadero hechizo está al anochecer.
Qué ver en Santander
La Catedral, la Plaza Porticada, la calle de los Azogues, el paseo de Pereda, la avenida de la Reina Victoria, las playas del Sardinero, la Península de la Magdalena y los Jardines de Piquío son, por sí solos, ineludibles puntos de referencia que avalan la belleza de la capital cántabra.
La catedral. Del siglo XIII en estilo gótico. Azorín adoraba la sencillez de este templo. “La catedral de Santander, escribió, “es sencilla y pequeña; mas en su misma pequeñez y austeridad tiene un poderoso atractivo que no poseen aquellas otras suntuosas y anchas”. Es cierto. Abajo, en la cripta del Cristo, podrás ver, además, los vestigios de las termas romanas.
La Plaza Porticada. Se construyó después del pavoroso incendio que, en 1941, arrasó la mayor parte del casco viejo. Terrazas, comercios antiguos y modernos, el reloj del Ayuntamiento, que más que dar las horas parece cantar…
El Paseo Pereda. Se llama así en recuerdo del novelista del siglo XIX José María Pereda. Se trata de un paseo de gran categoría que corre paralelo a la bahía. Allí está el Casino, construido en 1913 para competir con los grandes casinos europeos, y también la sede central del Banco Santander, un edificio catedralicio, con un arco de triunfo en medio que supera a los de Roma.
El Paseo de la Reina Victoria sigue el de Pereda rumbo a la Magdalena. Pasear aquí sin prisas, mientras va cayendo la tarde, es uno de los platos fuertes de Santander.
Y llegamos a la Península de la Magdalena. Como dice García de Cortázar, la Magdalena es muchas cosas. Es una playa; es una diminuta península que se introduce calmosamente en el mar; un jardín con unas vistas memorables; y un palacio de estilo inglés que resume toda una época, la época de los veranos de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. Hoy el palacio es la sede la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
El Sardinero y los Jardines del Piquío. Las playas del Sardinero están entre las playas urbanas con más solera de España. Allí encontramos también uno de los lugares más evocadores de Santander: los Jardines del Piquío, con sus altísimas palmeras y olmos centenarios.
Y puesto que hablamos de hitos, resulta imposible no mencionar la senda que lleva del Sardinero al Faro de Cabo Mayor, un paseo entre playas y acantilados difícil de olvidar. Junto al Faro, fabuloso rompeolas natural, hay un bar desde el que despedir el día con una copa y vistas marinas.
QUÉ COMER EN CANTABRIA
La gastronomía de esta tierra ya aparece citada en el Libro de Buen Amor, del célebre Arcipreste de Hita: “De Santander vinieron las bermejas langostas”. No en vano, el pescado constituye uno de los platos fuertes de la cocina de esta ruta: merluza en salsa verde, bocartes en cazuela, besugo al horno o la espalda, mariscos… Pero claro, estamos en la Montaña, y aquí no faltan las carnes y los productos de la huerta, con especial predilección pos la alubias, blancas o pintas. Y de postre, dos delicias reñidas con la dieta: quesada y sobaos.
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