La ola de marea de la India

No es la primera vez que vemos a un grupo de surfistas intentando surfear olas de río. Y tampoco la primera vez que vemos a surfistas viajar por todo el mundo en busca de olas de marea. No es un fenómeno nuevo. Pero este documental producido por el el equipo SNS, nos deja algunas imágenes impactantes. Una ola que parece surgir de la nada y que termina formando un tubo perfecto.

Os dejamos el vídeo en el que por primera vez en la historia un grupo de surfistas surfea la Pororoca de la India, el Rio Ganjes. Lo cierto es que esta ola nos recuerda a la conocida ola de marea brasileña. Su color marrón, su fuerza, su forma de romper, su situación… no sabremos si también habrá pirañas, pero a simple vista la calidad del agua es bastante cuestionable. Hasta un cadáver flotando en las turbias aguas se encuentran los chicos durante su expedición.

¿Vale la pena?

Pororoca, Rio Amazonas, Brasil

Esta ola de marea se encuentra en el Amazonas. Si estás de vacaciones en Belém, presta atención a los pronósticos, porque la Pororoca ocurre sólo dos veces al año. Cuando las aguas del océano como consecuencia de la subida de la marea, penetran en la red fluvial del río. Si te coincide, tendrás la oportunidad de cumplir el sueño de cualquier surfista. Una ola sin fin.

“Pororoca” es un término de la lengua tupí-guaraní que significa “gran estruendo”. Y es que a esta ola se le escucha llegar 30 minutos antes. Y a ello debe su nombre. El primer récord lo obtuvo el brasileño Picuruta Salazar, que por entonces tenía 43 años. Conservó el récord por nueve años. Hasta que Sergio Laus, también de Brasil, recorrió diez kilómetros durante poco más de 33 minutos sobre la Pororoca.

Esta ola de turbio color marrón arrastra barro, piedras y troncos en su paso. Constituyendo un nuevo peligro para los surfistas, además de su potente fuerza arrasadora. La presencia de pirañas, yacarés y otros depredadores del Amazonas constituyen otros riesgos para los intrépidos deportistas que se animan a correr la Pororoca.

Así que aunque cueste creerlo, la ola más larga del mundo no está en el mar, si no en la desembocadura del río más grande del mundo.